De cazurros, si. Como publiqué anteriormente, llevo las páginas de Natalia Verbeke, Cristina Brondo y Pilar López de Ayala. Con las dos primeras, por distintas circunstancias, no tengo problema en seguirles la pista sobre sus nuevos proyectos y demás trabajos. De hecho, tengo un trato muy cordial. Sin embargo con Pilar es algo digno ya de un episodio de Misión Imposible.
En esta profesión, los proyectos cinematográficos están siempre en hilos hasta que la claqueta no marca el final de la primera toma. Y aún así no hay garantía de nada, como el triste ejemplo de Ángel de la Cruz.
Sin embargo hay una línea que separa la discreción previa a cerrar tratos de una demostración palpable y ahora pública de ser un cazurro en el marketing.
El caso es que este post es para desahogarme. Tal vez me arrepienta de haberlo escrito, pero no creo que tenga peores repercusiones que hasta ahora.
Como muchos sabemos, Pilar López de Ayala tiene pendiente de estreno dos películas “Las 13 rosas” y “En la ciudad de Sylvia”. Pues bien, durante la tarde de ayer martes me he hartado de hacer llamadas. Primero al nuevo representante de Pilar. Nuevo y en circunstancias de risa. Tras varias llamadas me atiende muy amablemente una chica que me dice que no puede decirme nada de nuevos proyectos hasta que estén confirmados. Bien. Razonable. ¿Y de las películas pendientes de estreno? Pues de momento nada.
Tampoco es que yo tenga un diario. No quiero tener exclusivas ni primicias. No me gano la vida con eso. No soy periodista. Ni quiero. Simplemente invierto (o pierdo) tiempo y dinero (de forma voluntaria, sin reproches) en publicar fotos, videos y noticias sobre los nuevos proyectos de Pilar. Porque me interesa su trabajo, porque creo que lo hace muy bien y, ¡coño!, porque creo que merece un hueco en la red, como pensé en 1.999.
Bien, llamo a la agente de prensa de una de las películas. Me dice que todos los materiales gráficos y de video saldrán en la web oficial. Vale. Pero no tiene servicio de newsletter o notificación para cuando suban algo nuevo. Alguien que navega por la red me avisa que ha visto unos clips. Bien, una web que no tiene ni lista de distribución de correo. Perfecto. Habrá que visitarla cada semana.
Por último, llamo a la productora de otra de sus películas y de la que no sé cuál es su agencia de prensa. Y me dicen que no tienen autorización para enviarme nada salvo pidiendo permiso al agente, es decir, mi primera llamada. Y así se cierra el círculo vicioso del inexistente marketing.
La actitud cazurra de estas tres empresas, por llamarlas de alguna manera, contrasta con la insistencia y perseverancia de una agencia encargada de promocionar grandes estrenos americanos. Cierto es que la comparación es odiosa, pero nunca nadie me había invadido el correo con tantísimo material sobre Shrek, Piratas del Caribe o Ultimatums de Bourne. Incluso llegaron a llamarme al móvil para saber si iba a publicar algo sobre una película. ¡Yo, que no paso de las 200 visitas diarias!
En resumen, chicos de las agencias de representación, prensa y productoras: poneos las pilas, porque los que queremos saber cosas de nuestros actores, actrices, directores y demás profesionales favoritos agradecemos noticias. Además, vosotros deberíais ser los primeros interesados en publicidad gratis. Si fueramos de pago…
Pilar: abandono tareas como emails, llamadas y demás esfuerzos para actualizar la web y el blog. Sólo publicaré lo que me envíen (tus admiradores anónimos son los que más información aportan) o encuentre de casualidad. Lo siento pero es mucha coincidencia: creo que trabajas con auténticos cazurros. O profesionales cortos de miras, como quieras llamarlo. Primero Kuranda y luego esta aventura que he contado. Con Natalia y Cristina no tengo problemas, por lo que voy a seguir con atención a quien la merece. Y ten cuidado, que ya sabes que se pega todo… Un saludo.
P.D. Este ha sido uno de los posts que más rápido he escrito. La rabia apremia…
En esta profesión, los proyectos cinematográficos están siempre en hilos hasta que la claqueta no marca el final de la primera toma. Y aún así no hay garantía de nada, como el triste ejemplo de Ángel de la Cruz.
Sin embargo hay una línea que separa la discreción previa a cerrar tratos de una demostración palpable y ahora pública de ser un cazurro en el marketing.
El caso es que este post es para desahogarme. Tal vez me arrepienta de haberlo escrito, pero no creo que tenga peores repercusiones que hasta ahora.
Como muchos sabemos, Pilar López de Ayala tiene pendiente de estreno dos películas “Las 13 rosas” y “En la ciudad de Sylvia”. Pues bien, durante la tarde de ayer martes me he hartado de hacer llamadas. Primero al nuevo representante de Pilar. Nuevo y en circunstancias de risa. Tras varias llamadas me atiende muy amablemente una chica que me dice que no puede decirme nada de nuevos proyectos hasta que estén confirmados. Bien. Razonable. ¿Y de las películas pendientes de estreno? Pues de momento nada.
Tampoco es que yo tenga un diario. No quiero tener exclusivas ni primicias. No me gano la vida con eso. No soy periodista. Ni quiero. Simplemente invierto (o pierdo) tiempo y dinero (de forma voluntaria, sin reproches) en publicar fotos, videos y noticias sobre los nuevos proyectos de Pilar. Porque me interesa su trabajo, porque creo que lo hace muy bien y, ¡coño!, porque creo que merece un hueco en la red, como pensé en 1.999.
Bien, llamo a la agente de prensa de una de las películas. Me dice que todos los materiales gráficos y de video saldrán en la web oficial. Vale. Pero no tiene servicio de newsletter o notificación para cuando suban algo nuevo. Alguien que navega por la red me avisa que ha visto unos clips. Bien, una web que no tiene ni lista de distribución de correo. Perfecto. Habrá que visitarla cada semana.
Por último, llamo a la productora de otra de sus películas y de la que no sé cuál es su agencia de prensa. Y me dicen que no tienen autorización para enviarme nada salvo pidiendo permiso al agente, es decir, mi primera llamada. Y así se cierra el círculo vicioso del inexistente marketing.
La actitud cazurra de estas tres empresas, por llamarlas de alguna manera, contrasta con la insistencia y perseverancia de una agencia encargada de promocionar grandes estrenos americanos. Cierto es que la comparación es odiosa, pero nunca nadie me había invadido el correo con tantísimo material sobre Shrek, Piratas del Caribe o Ultimatums de Bourne. Incluso llegaron a llamarme al móvil para saber si iba a publicar algo sobre una película. ¡Yo, que no paso de las 200 visitas diarias!
En resumen, chicos de las agencias de representación, prensa y productoras: poneos las pilas, porque los que queremos saber cosas de nuestros actores, actrices, directores y demás profesionales favoritos agradecemos noticias. Además, vosotros deberíais ser los primeros interesados en publicidad gratis. Si fueramos de pago…
Pilar: abandono tareas como emails, llamadas y demás esfuerzos para actualizar la web y el blog. Sólo publicaré lo que me envíen (tus admiradores anónimos son los que más información aportan) o encuentre de casualidad. Lo siento pero es mucha coincidencia: creo que trabajas con auténticos cazurros. O profesionales cortos de miras, como quieras llamarlo. Primero Kuranda y luego esta aventura que he contado. Con Natalia y Cristina no tengo problemas, por lo que voy a seguir con atención a quien la merece. Y ten cuidado, que ya sabes que se pega todo… Un saludo.
P.D. Este ha sido uno de los posts que más rápido he escrito. La rabia apremia…
2 comentarios:
Es qué tienes que ser muy pero que muy pesado tío!
¿Pesado? Espero que no. Intento ser siempre educado, pero no pesado. Creo que no me tienen ni fichado como tal, así que siempre voy de nuevas. Nadie sabe quién soy. Y hay algunos representantes con los que trato y me llevo bien.
Y si fuera pesado habría salido en las noticias arrestado o por lo menos haciendo el tonto.
Pero es que esto no es una fijación personal. Es algo que cae de cajón y esos cazurros no se enteran. Y sólo dejo constancia.
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